martes, 22 de mayo de 2012

HISTORIA DE LA UROLOGÍA

Desde antes del año 3000 a.c se sabía de la practica de la circuncisión, sin dejar de mencionar como lo refiere el Dr. F. Plaza Izquierdo, que en las cavernas del sur de Francia (paleolítico superior) se encontraron pinturas rupestres que datan de hace 9.000 a 20.0000 años que posiblemente describen operaciones de circuncisión.
Un relieve egipcio (realizado durante la VI dinastía) hace ver la realización de una circuncisión en un joven. A propósito de esta práctica en el mundo egipcio , se sabe que durante la sexta dinastía correspondiente al denominado Imperio Antiguo, que va del 2.700 al 2.185 a.c y que fue constituido por 4 dinastías de las 31 que están descritas (Manetón-Crónica de Reyes), se lee en el “Libro de la Muerte” un mito egipcio describe que el Dios Solar Ra se mutila a sí mismo, cortándose su órgano viril y con la ayuda de los Dioses Hu y Sia se origina la existencia humana a partir de la sangre que sale de su miembro viril mutilado. Esto explicaría la práctica de la circuncisión en el pueblo egipcio. No hay duda que tanto en el pueblo hebreo como en el pueblo egipcio está considerado el primer procedimiento quirúrgico de la historia de la humanidad.
En la Dinastía XVIII (1580-1320 a.c) se describen en los papiros egipcios cómo llegar al diagnostico, como enfocar el tratamiento y que tipo de pronostico tenían dichos pacientes de acuerdo a la gravedad de sus lesiones (Papiro de Edwin Smith). En dicho papiro se describen casos clínicos que asoman en casos de trauma medular, las consecuencias en la imposibilidad de orinar sobre todo en la fase aguda, o la incontinencia urinaria que era el reflejo o bien de una vejiga arreflexica por el shock espinal del trauma o bien en casos que podían sobrevivir meses la incontinencia urinaria producida o bien por la hiperreflexia vesical (casos de trauma medular alto) o por la hiporreflexia (casos de trauma medular bajo)

En relación a la Litotomía, Hipócrates (Cos 460-Larissa 377) en su Juramento hace prometer a los estudiantes de medicina lo siguiente: “no cortaremos (operar) ni siquiera a aquellos que sufran del mal de la piedra y dejaremos esta labor a aquellos que practican la cirugía”. Lo que se entiende que debía ser realizada por aquellos que estaban en capacidad de tener conocimiento y experiencia al respecto (chironactes) lo que ahora denominamos cirujanos urólogos. Lo podemos considerar como el fundador y pionero de la urología en el siglo V a.c. Estudió y escribió muchos tratados sobre desordenes del tracto urinario y de condiciones urológicas relacionadas. Sus observaciones sobre la Anatomía y Fisiología del sistema urinario eran de gran precisión. Sus explicaciones acerca de la etiología de algunas enfermedades del tracto urinario eran sorprendentes. Tenía una teoría de la formación de los cálculos urinarios y su interpretación diagnóstica de los elementos anormales en la orina al examinarla macroscópicamente (Uroscopia) son todavía respetables.
Galeno (131-201 d.c) médico de Pergamo en Asia menor y escritor prolífico Fue el médico romano mas famoso, obtuvo un estatus sólido social, profesional y económico, empezando como médico de gladiadores en Pérgamo. Está considerado junto a Hipócrates y Avicena como las figuras más importantes de la Medicina de la Antigüedad. Fueron sus conceptos por más de 1700 años la base de la praxis médica. Intuyó que la desembocadura oblicua de los uréteres era para evitar el reflujo de orina a los riñones. Investigó la enuresis, las causas de la retención aguda de orina, las causas de la parálisis de la vejiga (sobre todo siguiendo a traumatismos de la columna vertebral y traumas craneanos), investigó las uretritis secundarias a cistitis.
Los procedimientos urológicos que se utilizaban en el medioevo para la extracción de cálculos vesicales ocasionaban una gran morbilidad se debía a hemorragias, infecciones, fístulas y sobre todo se ocasionaba incontinencia urinaria persistente. Avicena (980-1027 d.c) en su Canon de la Medicina” constituido por 5 tomos fue durante siglos la base de la medicina, e influenció en el campo médico en Europa hasta mediados del siglo XIX.
 Abulcasis (950 d.c siglo X d.c ) redacta en Córdoba una enciclopedia de la medicina el ultimo de los tratados es sobre Cirugía hace mención especial de los instrumentos utilizados para traumatología y urología, en especial para la talla vesical, bien sea por motivos litiasicos o no, (en éste ultimo caso bien pudiera tratarse de esclerosis de cuello en caso de haber sido previamente instrumentado o bien pudiera haberse debido a crecimientos de lóbulos medios prostáticos, o bien pudiera haberse tratado de discinergias de cuello vesical), los historiadores refieren que éste tratado de medicina y cirugía se mantuvo totalmente vigente hasta que aparecen los escritos sobre cirugía del eminente cirujano Guillermo de Saliceto.
En el siglo XIX Guthrie, Civiale y Mercier, D´Etoilles, fueron los primeros en tratar de cortar el lóbulo medio de la próstata por vía transuretral a través de cuchillos curvos.
George Guthrie(1785-1858) en Londres describe por primera vez “ La barra del cuello de la vejiga-lóbulo medio” y diseña un instrumento consistente en una sonda hueca curva con una cuchilla en la punta, capaz de cortar dicha barra media y con ello facilitar la obstrucción de la salida de orina desde la vejiga. Mercier por su parte en 1836 desarrolla un instrumento que además de incidir el lóbulo medio de la próstata es capaz también de extraer pequeños fragmentos de tejido prostático a semejanza del aparato diseñado por  H. Young muchos años después, Se crea una disputa entre los tres urólogos basado en que Mercier declaraba violentamente en escritos públicos que sólo su aparato era capaz de extraer tejido del cuello vesical obstructivo, no así el aparto de Civiale, ni el de D´Etoilles.
José Maria Stilon  (1838)  de la Sociedad Medica de Malta exhibe una modificación en la forma y estructura de los catéteres que comúnmente se utilizaban en los casos de retención aguda o crónica de orina. De aquí en adelante se les llamaría “stiletes o estiletes” en honor a su descubridor.
 Augusto Nelaton (1807-1873), Medico Francés. Fue Profesor de Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina de Paris. Se volvió popular al ser llamado por el patriota italiano Garibaldi a curar sus heridas en Aspromonte en 1862. Publica “Elementos de Patología Quirúrgica” .Su memoria ha quedado vigente hasta nuestros días con el diseño de instrumentos y sondas que todavía hoy se utilizan con frecuencia

Teodoro Billroth (1829-1894) intenta la primera prostatectomia perineal como tratamiento para el cáncer. Fue uno de los gigantes de la cirugía de su tiempo. Fue el primero en describir como su asistente Pawlik cateterizó ambos uréteres previa a una segunda nefrectomía de Billroth en 1882
En 1888 la Escuela Francesa desarrolla la cirugía vesical entendiéndose como abordaje suprapubico en tumores vesicales, cálculos, obstrucciones de la salida vesical entre otras, siendo el Profesor Guyon con sus conferencias y publicaciones quien consolidaría y liderizaría dicho abordaje vesical
 Tizzoni G. y Poggi (siglo XIX)  (de la Escuela de Medicina de la Universidad de Bologna) hicieron por primera vez una ileocistoplastia de sustitución en la década de los años 90 del siglo XIX. Esto fue una adelanto importante sobre todo si tenemos en mente que para ésa época la tuberculosis y por ende la tuberculosis genitourinaria eran de frecuente aparición ocasionando una vejiga reducida sustancialmente en su capacidad funcional con todos los inconvenientes que eso producía en la vida diaria del paciente, por lo cual las sustituciones vesicales por ileon, vinieron a ocupar un lugar importante en la terapéutica quirúrgica de los casos de tuberculosis genitourinaria.
Una revolución tecnológica
en el campo de la Medicina, sobre todo en el campo urológico,  fue tan intensa, que se pudo  constatar en  textos y muestrarios  innumerables aparatos urológicos para los procedimientos  como por ejemplo cistoscopios, diagnósticos y operativos, pinzas adecuadas a variados fines, solas o introducidas por la camisa del cistoscopio, cistoscopios femeninos, cistoscopios con agua, con aire, uretroscopios ópticos con irrigación por agua, cistoscopios operativos con deflectores para cateterismos ureterales, aparatos para recoger la orina separadamente de los uréteres (ocluyendo uno y recogiendo la orina del otro) mesas especiales para exploración urológica, dilatadores uretrales con canales de irrigación especial para uretra y con capacidad de hacer expresión de la misma , se hicieron innumerables., equipos de fotografía científica, uretroscopios masculinos de múltiples diseños y utilidades (diagnósticos y diagnósticos- operativos), uretroscopios femeninos, dilatadores metálicos femeninos y masculinos, y todo tipo de litotriptores, con sus accesorios correspondientes, sondas, dilatadores y catéteres de diversas especificaciones.
Félix Guyon (1831-1920) Primer Catedrático de la Clínica de Enfermedades del aparato urinario de Paris (1876). Uno de los creadores de la famosa Escuela de Urología Francesa. Describió numerosos síndromes clínicos e ideó diversos instrumentos quirúrgicos en su especialidad, algunos de ellos utilizados todavía hoy en día. Fue el Presidente del Primer Congreso Mundial de Urología en la ciudad de Paris a principios del siglo XX. A finales del siglo XIX fue el gran promotor de la aplicación clínica de la cistomanometría.

 
Maximiliano Stern (1926)  introduce el primer resectoscopio para los procedimientos endoscópicos de próstata y vejiga dando un salto monumental en el armamentario terapéutico urológico mejorando la eficacia de la resección prostática. Cuando Stern combina su resectoscopio con el nuevo telescopio con visión oblicua hacia adelante de McCarthy había nacido el resectoscopio moderno.
Terence Millin (1945)  perfecciona la cirugía retropúbica para la adenomectomía prostática por hiperplasia prostática benigna. Desarrolla el abordaje transcervicocapsular y resultó un abordaje innovador y sin la necesidad de involucrar a la vejiga con incisiones innecesarias que aumentaban la morbilidad y las complicaciones postoperatorias. Es una de las técnicas preferidas a la hora de realizar adenomectomía abiertas por hiperplasia o crecimiento prostático benigno.
E. Schmidt, F. Eisenberger y C. Chaussy (1980)  realizan en la Clínica Universitaria de la Universidad de Munich la primera Litotricia por ondas de choque extracorpóreas como parte del plan de profilaxis de enfermedades terminales renales (insuficiencia renal) producidas por cálculos renales


HISTORIA DE LA MEDICINA NUCLEAR

Antecedentes y desarrollo Leucipo de Mileto (Asia Menor) concibió en el año 500 a de C. La posibilidad de dividir cada cosa en dos partes (dicotomía), cada una de esas dos partes en otras dos, y así sucesivamente; pero la dicotomía no es repetible al infinito. Tiene un límite más allá del cual resulta imposible, y a ese límite se llega cuando los fragmentos se identifican con el átomo. Átomo significa imposible de dividir, indivisible, y en ese contexto la materia está formada por átomos, cada uno de ellos rodeado de vacío. Átomos y vacío son los dos componentes fundamentales de toda materia. La visionaria concepción de la teoría atómica de Leucipo, basada puramente en especulaciones metafísicas, constituyo una preciosa sugerencia para quienes, veinte siglos después, habrían de confirmar científicamente en su esencia la teoría del átomo. Después de los griegos, el primer hito que marcó el comienzo de las investigaciones científicas ocurrió a mediados del siglo XVII. Robert Boyle, químico y físico, concibió la idea del elemento, sustancia que no puede ser descompuesta en constituyentes más simples. Un siglo después, Lavoisier estableció la diferencia entre elementos y compuestos. El hidrógeno es un elemento, el cloruro de sodio un compuesto. Poco después, John Dalton, químico ingles, transportó el concepto del átomo desde el terreno especulativo de la filosofía al campo objetivo de la ciencia, dando a conocer en 1808 sus célebres postulados, de los que perduran dos: Toda materia está compuesta de átomos; y todas las combinaciones químicas tienen lugar entre átomos. Sin duda, pocos descubrimientos han producido la fascinación y el interés inmediato, tanto entre los científicos como en el público, que despertó el hallazgo reportado por Roentgen los primeros días de 1896: una nueva forma de energía, que no se podía sentir, ni degustar, ni ver, ni oír, pero capaz de atravesar no sólo la carne humana, sino hasta las paredes, amenazando con acabar para siempre con la vida privada y la intimidad. Muchos investigadores cambiaron el curso de sus trabajos y se dedicaron con furor al estudio y utilización de los rayos del físico alemán de modo tal que un mes después del anuncio, algunos cirujanos de Estados Unidos y de Europa se guiaban por radiografías para realizar su trabajo. Pero los usos no se limitaron al campo de la Medicina, hubo otros más disparatados, incluyendo sesiones de ocultismo, que fueron ideados en todo el mundo para divertir a los curiosos y engordar los bolsillos de los feriantes: el mismo Roentgen estaba indignado ante el uso desaprensivo que se hacía de su descubrimiento. Una tarde, al conectar por última vez el carrete de Ruhmkorff a su tubo, descubrió que se iluminaba el cartón con platino-cianuro de bario que se hallaba fuera del alcance de los rayos emitidos, los cuales, en el mejor de los casos, se atenuaban a unos 8 cm de la placa obturadora. Esta débil luminiscencia seguía siendo visible aún en el otro extremo del laboratorio, a casi dos metros del tubo envuelto en cartón negro. Roentgen era daltónico y no distinguía los colores de las insignias de sus alumnos en las fiestas de la Universidad, pero eso no le impidió ver claramente la luz verde emitida por el cartón, y, dada su mentalidad de investigador meticuloso, no podía dejar pasar este fenómeno sin tratar de averiguar la causa. Supuso que interponiendo un objeto entre la luz invisible y el cartón fluorescente que la reflejaba, debería verse su sombra. Tenía un mazo de cartas en el bolsillo; descubrió, para su sorpresa, que aún poniéndolo entero, apenas se producía una sombra. Un libro grueso de mil páginas sólo redujo levemente la luminiscencia del cartón con platino-cianuro de bario. De modo que esta nueva radiación no sólo era invisible, sino que además tenía la facultad de atravesar los cuerpos opacos. Como diría años después el propio Roentgen, aquél fue "un regalo maravilloso de la naturaleza". El descubrimiento más excitante se produjo cuando Roentgen interpuso su propia mano entre el tubo y la pantalla y comprobó que, si bien los tejidos blandos eran atravesados por la radiación, el esqueleto se representaba nítidamente. El 22 de diciembre de 1895 le pidió a su esposa Bertha que colocase la mano sobre la placa de cristal y luego de 15 minutos de exposición, los huesos de la mano y el anillo de casada de Bertha aparecieron en la placa recién revelada. Ver su esqueleto le produjo a Frau Roentgen un gran impacto y temor, lo sintió como una premonición de la muerte. Roentgen había apuntado todas sus experiencias concienzudamente y entregó un manuscrito con sus investigaciones el 28 de diciembre de 1895 a la Academia de Ciencias Físicas y Médicas de Würtzburgo. La publicación apareció en el número 9 de la Sitzungs Berichte der Physikalisch Medizinischen Gessellschaft zu Würtzburg la primera semana de 1896. Un antiguo condiscípulo, Franz Exner, profesor de física de Viena, mantenía una afectuosa amistad y una nutrida correspondencia con Roentgen, y fue uno de los primeros en tener noticias del descubrimiento. Hasta poseía copias de las precarias fotografías: la brújula, las pesas de bronce, el cañón de la escopeta, e incluso la mano de Bertha. Exner estaba tan entusiasmado con el descubrimiento de su amigo, que no dudó en compartirlo con el profesor Lecher, de Praga, cuyo padre era el redactor en jefe de Die Presse, un periódico de Viena. Así fue como, el 5 de enero de 1896, los vieneses podían leer en la primera página del diario acerca de los extraordinarios rayos X del Dr. Roentgen y contemplar la reproducción de sus imágenes. A partir de aquí la noticia se difundió por todo el mundo en forma veloz, siendo acogida con alabanzas y entusiasmo por algunos, y con críticas y escepticismo por otros, como era de esperarse. En 1901, Roentgen, que en toda su vida solamente aceptó las distinciones de carácter científico, recibió el primer premio Nobel de Física, siendo él el único nominado. Sólo dos meses después del anuncio del descubrimiento de los rayos X, un físico francés comunicó al mundo que había encontrado unos rayos penetrantes similares, pero emitidos por sales de uranio. Henri Becquerel, físico y académico como su padre y su abuelo, y, como ellos, profesor en el Museo de Historia Natural, publicó tres notas sucesivas a la Academia de Ciencias de París, el 24 de febrero, el 2 y el 9 de marzo de 1896. Son las primeras aplicaciones de los rayos X las que le incitaron a preguntarse si los cristales de uranio que impresionaban sus placas fotográficas no emitirían también rayos X. El anuncio del descubrimiento de la radioactividad, a diferencia del de los rayos X, pasó totalmente desapercibido, no sólo para el público, sino también para la comunidad científica. Este hallazgo fue confirmado por Marie Sklodowska Curie. Al investigar si en la naturaleza existen otros elementos también dotados de la propiedad de emitir lo que ella denominó "los rayos de Becquerel", descubrió dicha propiedad en el torio, Becquerel y los esposos Curie recibieron el premio Nobel de Física en 1903, y Marie Curie recibió también en 1911, el premio de química. Vale decir que el fenómeno comprobado, o exclusivo del uranio, configura una forma de energía específica, que ella propuso designar radiactividad. Por tanto, el uranio y el torio, elementos dotados de esa capacidad radiante natural se llaman radioelementos. En 1903 Ernest Rutherford demostró que los rayos a y b constan de partículas que se mueven con rapidez, las cuales se llamaron partículas a y b . De echo, las partículas b son electrones de alta velocidad y se pueden considerar el equivalente radiactivo de los rayos catódicos. Después llegó a la conclusión de que la radiación g es radiación de velocidad elevada similar a los rayos X; no compuesta de partículas. La estructura del átomo, tal como la concebimos hoy, fue evidenciada paulatinamente durante 35 años. En 1897, Joseph Jhon Thompson (premio Nobel de física en 1906) identificó el electrón. En 1911, Rutherford descubrió el protón y, en 1932, James Chadwick (premio Nobel de física 1935) el neutrón, si bien su existencia había sido prevista teóricamente 17 años antes por Rutherford. Hasta 1911, el átomo se concebía como una esfera electropositiva, hueca, que encerraba los electrones electronegativos. La realidad es otra. De echo, el átomo se asemeja a un sistema planetario con un sol central (el núcleo), integrado por protones electropositivos y por neutrones sin carga y, a su alrededor, girando en órbitas, los electrones electronegativos. Tal es la "imagen de Niels Bohr"(premio Nobel de física 1922) que actualmente se acepta. Reconocida la verdadera estructura del átomo, recordamos que Dalton había enseñado que los átomos de los diferentes elementos tienen pesos y propiedades diferentes. Hoy sabemos que eso no es totalmente exacto, pero esa afirmación lleva implícita un concepto que, expresado a la luz de los conocimientos actuales, equivale a decir que cada elemento tiene un número de protones que le es propio, lo identifica y lo define químicamente, a los que se agrega un número variable de neutrones. Frederick Soddy (premio Nobel de química de 1921) propuso denominar isótopos (iso: igual; topos: lugar) a las variantes de cada elemento configuradas por un número igual de protones y distinto de neutrones. Aquellos que emiten radiaciones son isótopos radiactivos o radioisótopos (en la nomenclatura actual, radionucleidos o radionúclidos) Hasta 1933, solo se conocían los elementos radiactivos que ofrece la naturaleza; es decir, los elementos provistos de radiactividad natural. Entonces el matrimonio Frederic Joliot e Irene Curie (premio Nobel de química 1935) descubrió la posibilidad de su creación artificial. Lograron mediante el bombardeo con partículas a la transmutación del aluminio y el boro estables en el fósforo y ázoe radiactivos, respectivamente, acontecimiento trascendental que comunicaron a la Academia Francesa el 15 de enero de 1934, diciendo que "por primera vez ha sido posible crear la radiactividad en núcleos atómicos estables mediante una causa exterior" y proponiendo llamar a los elementos así creados radiofósforo y radioázoe, respectivamente. Semanas después, Enrico Fermi (premio Nobel de física de 1938) realizó en Roma igual hazaña, pero él bombardeó con neutrones –idea genial, pues la neutralidad del neutrón hace de éste el proyectil ideal, porque no lo rechaza la carga positiva del núcleo—. Desde entonces se ha podido crear artificialmente isótopos radiactivos y es de éstos que se vale la práctica de la medicina nuclear. La introducción de los radioisótopos en el campo de la biología se debe a George von Hevesy (premio Nobel de química de 1943) quien, en 1923 utilizando un isótopo natural de plomo, investigó sobre el metabolismo del calcio en las plantas (32P), con el cual realizó en ratas la primera investigación biológica animal de la historia con un radioisótopo artificial. Dicha investigación demostró que la radiactividad proporciona una "marca" que permite su detección donde sustancias trazadoras radiactivas o trazadores radiactivos. La creación artificial del radioyodo y el papel trascendente que juega la tiroides en el metabolismo del yodo fueron factores determinantes en la orientación de las primeras investigaciones radioisotópicas. Herz, Roberts y Evans (1939) inyectaron a conejos con yodo radiactivo y comprobaron que se acumula en la tiroides. Hamilton y Soley (1940) administraron 131I a pacientes, midieron la tasa de radioyodo acumulada en la tiroides, Hamilton y Lawrence aplicaron el 131I al tratamiento del hipertiroidismo, tratamiento que, posteriormente se hizo extensivo y sus metástasis. Coincidió con el desarrollo de los progresos enunciados una serie de aplicaciones en el campo de la hematología. Hahn (1941) utilizó Fe y verificó su captación por la médula ósea, su incorporación a los glóbulos rojos, como integrante de la hemoglobina y su pasaje ulterior a la sangre circulante, lo que permitía la exploración funcional de la médula ósea. Sterling y Gray(1950) utilizaron el Cr y, sirviéndose de la propiedad de éste de incorporarse a los glóbulos rojos maduros, que así quedaron marcados, procuraron determinar su vida media, parámetro que pasó a ser valioso para el diagnóstico de las anemias hemolíticas. Heinle y col. (1952) introdujeron el uso de la vitamina B-12 marcada con Co para el diagnóstico de la anemia perniciosa, método que Schilling (1953) perfeccionó. Con anterioridad a los estudios referidos, Blumgart y Weiss (1927) utilizaron radon-C para determinar la velocidad de la corriente sanguínea. Posteriormente, Prinzmetal y col. (1948) registraron la curva del radiocardiograma, y Veall y col. (1948) midieron el volumen / minuto cardíaco. Por ese entonces, la radiología convencional no ofrecía nuevas posibilidades para la reproducción de imágenes resultantes de contrastes de densidades. En cambio, los trazadores radiactivos, en función de las emisiones g , brindaban a los mismos fines una posibilidad inédita, salvo que su objetivación requería el medio apropiado. La creación del equipo "ad hoc" se debe a Cassen y col. (1949), quienes empezaron por utilizarlo exitosamente en conejos. Poco después, lo empleó Herbert Allen, Jr., en el hombre para obtener las primeras imágenes de la tiroides previa inyección de 100-200 m Ci de 131I . Así nació la centellografía, imagen estática que configura una expresión morfológica. El equipo, registrado bajo el nombre scintiscanner, se difundió rápidamente por el mundo, conservando hasta hoy su vigencia. Es el centellógrafo lineal o de detector móvil.
Con la invención del centellógrafo se iniciaron investigaciones que tenían por fin, la reproducción de la imagen de órganos o sistemas. La esencia de la cuestión residía en el hallazgo del radionúclido primario o del compuesto marcado que, reuniendo apropiadas condiciones físicas y de inocuidad, tuviera afinidad selectiva por la estructura del cuerpo que interesaba explorar (órgano de interés). Nació entonces la época de los agentes productores de imágenes que dieron impulso a una actividad nueva, la de los radiofármacos. Rejalí (1958), utilizando albúmina 131I , evidenció los pulsos sanguíneos. McAfee y Wagner (1960) visualizaron el parénquima renal con Neohydrina 203Hg, compuesto que Blau y Bender (1960) emplearon para comparar su eficacia en la localización de tumores cerebrales con la de la albúmina radioyodo. Johnson y col. (1960) obtuvieron centellogramas de bazo con Cr, Tubis (1960) preparó Hipurán 131I con el que inició un tipo de exploración renal funcional, el renograma radioisotópico. Corey y col., con Ca, y Fleming y col., con Sr (1961) realizaron la centellografía ósea, y Blau y Bender (1962) la del páncreas con selenio metionina. Taplin(1963) creó las partículas de suero-albúmina marcadas con 131I e inició la centellografía pulmonar por perfusión. Para concluir este resumen fragmentario, corresponde destacar el uso del tecnecio-99m, introducido por Hasper y col.(1964)para la centellografía de tiroides, bazo y cerebro. Después, se extendió el campo de sus aplicaciones como agente productor de imágenes están las expresiones de la economía.
La imagen de la centellografía lineal, estática por definición, había satisfecho sus posibilidades y finalidad. Entretanto, Hal Oscar Anger concibió (1956) la cámara gamma (o de centelleo), que alcanzó su industrialización en 1964. Con la cámara de Anger de detector fijo, la obtención prácticamente instantánea de la imagen, sea en serie continua o selectiva, posibilitó, además, el registro de fenómenos dinámicos. Después de comprobar que la insulina tiene propiedades antígenicas y produce anticuerpos, Berson y Yalow desarrollaron en 1956 el radioinmunoanálisis (RIA) que, conjugando técnicas inmunológicas y bioquímicas con las radioisotópicas, posibilita la medida de cantidades infinitamente pequeñas en concentraciones que van del nanogramo(10-9g) hasta el picogramo(10-12g).Mediante el RIA, es dado hoy precisar el valor de más de 200 compuestos de interés biológico, entre ellos hormonas, enzimas, virus, alcaloides, fármacos, etc. Terminamos aquí la recordación, que aunque incompleta, abarca en lo esencial los antecedentes, la concepción, el alumbramiento y el desarrollo de una nueva disciplina científica y técnica. Con sus raíces en el siglo XIX, hace eclosión a mediados del XX con una fuerza que avanza constantemente en nuevas adquisiciones en todos los campos de la investigación básica y aplicada y aún ofrece perspectivas trascendentes.