sábado, 3 de noviembre de 2012

UNIVERSIDAD MAYOR REAL Y PONTIFICIA DE SAN FRANCISCO XAVIER DE CHUQUISACA


CHUQUISACA, EL FERMENTO REVOLUCIONARIO
Dr. Antonio Dubravcic L
Si hablamos del Alto Perú y su importancia en la libertad e independencia de nuestra patria, es mención obligada ocuparnos de la Universidad de Chuquisaca (Charcas), llamada de San Francisco Xavier, donde se formaron algunos de los hombres que provocaron y protagonizaron nuestros hechos de Mayo.
Fue creada en 1624 y fue regida por los jesuitas hasta el año de su expulsión, en 1767. En los territorios del Virreinato del Río de la Plata había otra universidad aún más antigua, la de Córdoba, pero su importancia era menor por cuanto en ella sólo se enseñaban disciplinas que tenían que ver con la Teología y las Artes, mientras que en la de Chuquisaca se inauguró la Facultad de Leyes, que era la que más atraía a los estudiantes del Río de la Plata y del Alto Perú.
La universidad charquina gozaba de gran influencia por cuanto también en Chuquisaca estaban la Real Academia y el Arzobispado. A este último se subordinaban los obispados de la Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Asunción, Tucumán y Buenos Aires, mientras que la jurisdicción de la Real Academia se extendía de océano a océano, desde el desierto de Atacama hasta el estuario del Plata.
En sus claustros universitarios estudiaron Moreno, Monteagudo, Paso, Castelli, por nombrar sólo algunas de las decenas de personalidades que han inscripto sus nombres en nuestra historia. Sus ideas libertarias, que abrazaron con entusiasmo, estaban influenciadas por los neoescolásticos hispánicos como Victoria, Mariana, Soto, Molina, Valle, De La Peña, Carranza, Covarrubias, Eliscueta, etc., y fundamentalmente por el jesuita Francisco Suárez. Este sostuvo una famosa y muy influyente polémica en su época con el Rey de Escocia e Inglaterra Jacobo I, quien en un escrito sostenía que el poder de los reyes era una delegación divina y que por lo tanto no debían responder de sus actos ante sus súbditos sino solamente ante Dios. La conclusión práctica de tal doctrina era la inexistencia del derecho de cuestionar el poder de los monarcas por más tiránico o inepto que fuese su comportamiento.
Suárez, quien a comienzos del siglo XVII era profesor en las universidades de Salamanca y Coimbra, enseñó que el poder no pasa de Dios a gobernantes si no es por intermedio del pueblo. Es éste quien, siendo depositario del poder, lo entrega o transmite a los hombres que han de gobernar al Estado en un suerte de ¨contrato¨ que establece que si esos gobernantes no cumplen su función de ser gerentes del bien común y se transforman en tiranos, el pueblo tiene derecho a levantarse en contra de ellos para deponerlos, y de reasumir el poder para darlo a otros gobernantes capaces de cumplir su función acertadamente.
Estas ideas que hoy pueden parecernos ingenuas o elementales, pero que en aquellos tiempos de absolutismo significaban un germen peligrosamente insurreccional, fueron las que determinaron que un rey de la familia de los Borbones, Carlos III, decidiera la expulsión de los jesuitas de tierras americanas.
Cuando Saavedra le niega su apoyo al virrey Cisneros y deja claro que el movimiento libertario es inevitable, utiliza un argumento marcadamente suareciano:¨y no quede duda a Vuestra Excelencia que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando ¨.
En los decenios finales del siglo XVIII el pensamiento ilustrado va penetrando con fuerza irresistible en las aulas de Chuquisaca, tanto en su versión hispana, según la mentalidad de un Feijó o un Jovellanos, como en su procedencia francesa, en el que predomina el criticismo racionalista, en especial Diderot y Rousseau.
Cuenta Moreno que los alumnos tenían sus juntas secretas a las que concurría un grupo de iniciados que ¨fraternizaban entre sí con el vínculo de la más perfecta unidad de ideas y sentimientos contra la Metrópolis¨.
A los argentinos que ya hemos citado anteriormente se agregaban los altos peruanos Zudáñes, Michel, Lemoine, Mercado y otros, entre los cuales se cuentan las principales figuras de la sublevación del 25 de Mayo de 1809, justo, y no usualmente en Chuquisaca.

Fundación de la Universidad
En el documento titulado Patente de la fundación de la universidad, el padre Juan de Frías Herrán, como prepósito y provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, dijo que con la universidad los jesuitas deseaban "mostrar el amor que su orden tenía por la ciudad de La Plata dando a sus hijos doctrina y letras con las que vivan virtuosamente y puedan ser honrados, aprovechados y sujetos de grandes esperanzas". Declaró solemnemente: "Por la autoridad que nos está concedida por la Bula Apostólica (de Gregorio XV) y Privilegio Real (de Felipe Tercero), con las provisiones de los señores virreyes y decreto de la Real Audiencia de Charcas y usando asimismo de la facultad de mi oficio, erijo, establezco y fundo en nuestro colegio de esta ciudad de La Plata una Universidad, para que los estudiantes que cursen en ella o hubieran estudiado en los demás colegios de estos reinos y provincias del Perú puedan ser y sean graduados de bachilleres, licenciados, maestros y doctores en las facultades que cursasen... Nombro por rector de la Universidad al padre Luis de Santillán. Nombro por cancelario y prefecto de estudios al padre Ignacio Arbieto, por ser sujeto consumado en letras, que ha enseñado Teología muchos años en nuestro colegio de Lima. Instituyo seis cátedras: Cátedra de Prima, a cargo del padre Ignacio de Arbieto; Cátedra de Vísperas, a cargo del padre Francisco Lupercio, cuyas letras, virtud y ejemplo son notorios en la ciudad; Cátedra de Teología Moral, a cargo del padre Miguel de Salazar, persona muy docta y de toda satisfacción; Cátedra de Artes, a cargo del padre Ferdinando Reiman, cuyas letras y modo de enseñar son conocidos y notorios en nuestra provincia; Cátedra de Mayores y Humanidad, a cargo del padre Federico Tornabona, eminente y consumado no solo en letras humanas, sino en divinas y en todas las ciencias; Cátedra de Medianos y Menores, a cargo del padre Francisco de Morales, teólogo consumado... La universidad tendrá por patrón a nuestro glorioso padre San Francisco Xavier, nuevo apóstol de la India, y llevará su nombre para que con su patrocinio y amparo el aprovechamiento de los estudiantes sea lo que yo deseo, para mayor gloria de Dios Nuestro Señor y ensalzamiento de su santo y bendito nombre e IHS... La constitución y reglamentos de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca serán los mismos que los de la Universidad de San Marcos de Lima... Y en esta forma, dejo fundada la Universidad y Colegio Real anexo e incorporado... En nomini Patris, et Filiis et Spiritus Sancti, Amén".
Se construyeron las primeras aulas en las casas compradas a don Martín Barba Berdugo y Doña Juana Palomeque de Meneses. Allí, el lunes 15 de Abril de 1624, se realizó la ceremonia de toma de posesión. Acta: "Presentes los miembros del Cabildo Secular, muchos sacerdotes, religiosos de la Compañía de Jesús y de otras órdenes, clérigos, personas nobles, algunos abogados de la Real Audiencia, los estudiantes del Colegio Real de San Juan Bautista con su rector el padre Pedro de Molina, los estudiantes del colegio seminario de Santa Isabel, legos y otras muchas personas, el rector de la Universidad, padre Luis de Santillan, tomó posesión del local por sí y en nombre de los demás rectores que en adelante fueren. Se sentó en un escaño en medio de los alcaldes ordinarios de la ciudad, don Pablo de Meneses y don Martín Martínez de Muzo. Hizo sentar en otros escaños a los catedráticos, padres Francisco Lupercio, Ferdinando Reiman y Federico Tornabona. Asimismo, hizo sentar a los estudiantes en forma de claustro. El padre Federico Tornabona, subido en un púlpito, leyó la primera lección de Humanidad. Dijo una elegantísima oración en lengua latina en alabanza del poeta Virgilio y de sus obras. Acto seguido, el secretario, don Alonso Fernández Michel, teniendo a sus costados a dos bedeles con masas de plata sobre los hombros, dio lectura a la patente de fundación de la Universidad...
El padre rector mandó notificar que todos los interesados en ingresar a la Universidad tenían un plazo de seis días para inscribirse en los registros. Con lo que se completó la toma de posesión por parte del padre rector, quieta y pacíficamente, sin contradicción alguna de principio a fin. Al término del acto hubo chirimías y trompetas".
 
 Tomado del libro "Chuquisaca 1539 - 1825 "de Roberto Querejazu Calvo (Imprenta Universitaria Sucre  
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