lunes, 4 de junio de 2012

HISTORIA DE LA NEFROLOGIA

Dr. Antonio Dubravcic Luksic
Ex Catedrático de Nefrología -Universidad de Chuquisaca (Bolivia)

La Nefrología es una de las especialidades que como otras, se ha desarrollado rápidamente en las últimas 5 décadas. Desde la antigüedad se había relacionado la hidropesía con las enfermedades renales y así aparece en el Corpus Hippocraticum, en Galeno y en los tratadistas medievales. En 1770, el anatomista Domenico Cotugno descubrió en la orina de un enfermo con edema, "una sustancia coagulable... con el fuego". Bright fue el primero en relacionar la presencia simultánea de albuminuria, hidropesía y lesión del parénquima renal y así identificar un nuevo tipo de enfermad, que unía signos clínicos con alteraciones químicas y cambios estructurales.

La observación clínica se relacionó  con pruebas de laboratorio, al examinar químicamente la orina, y los estudios realizados en colaboración con el químico Bostock. La necropsia, por último, permitó evidenciar las alteraciones estructurales del riñón, según el criterio anatomoclínico que Bright llevó a un nuevo escenario, el de la patología renal.
Ya en el Siglo XIX, en 1821, en la ciudad de Génova, dos científicos que también se interesaron en este tema (Jean Louis Prévost y Jean Baptiste Dumas) demostraron que el aumento de la concentración de urea en la sangre de algunos animales era previo a la muerte de los mismos, descubrimiento muy importante, ya que comenzaron a ver que era esta la base de una enfermedad hasta el momento desconocida. En Londres, John Bostock y William Prout, poco tiempo después, encontraron urea en la sangre de ciertos pacientes con enfermedad de Bright, por la cual veían disminuida su secreción urinaria. Y finalmente en Escocia, en el año 1829, el médico químico Robert Christison se refiere concretamente a la retención de sustancias químicas en la sangre y su toxicidad, indicándolo como insuficiencia renal. En 1840 el científico Pierre Piorry habló de la uremia como "orina en la sangre".
También debemos tener en cuenta que el descubrimiento de estas sustancias tóxicas en la sangre fue acompañado de estudios como los del francés René Dutrochet, que en la misma época en la que se desarrollaban los estudios de urea en la sangre, ya hablaba de una filtración química que producía la orina desde los riñones, y realizaba sus análisis sobre la transferencia de agua desde y hacia las células y a través de membranas de animales.
Otro importante aporte en este aspecto fue el del inglés Thomas Graham, que realizó estudios en los que separaba sustancias a través de membranas, y en el año 1861 comenzó a hacer referencia a dos tipos de sustancias, una de ellas los coloides, que podían ser retenidos por membranas semipermeables, como la que él mismo utilizó: papel para escribir almidonado. E indicó que la urea tenía posibilidades de ser dializada a través de este tipo de membranas, descubrimiento que marcó un importante avance en esta ciencia.
Aunque la fórmula actual del Clearance fue primero sugerida por Thomas Addis en 1917 , el término Clearance fue usado primero por Moller, McIntosh y Van Slyke en 1929 . Ellos usaron la frase “Clearance o Depuración máxima de úrea” como el volumen de sangre que un minuto de excreción basta para aclararlo de úrea cuando el volumen urinario es lo suficientemente grande como para permitir la excreción máxima de úrea.
BIOPSIA RENAL
Indiscutiblemente la introducción de la Biopsia renal marcó un hito que contribuyó en forma decisiva a una mejor comprensión de la enfermedad renal. El escandinavo Alwall fue el primero en realizar biopsia renal por aspiración en 1944. Su trabajo fue publicado posteriormente en 1952 en Acta Médica Escandinava. Aparentemente abandonó la técnica porque se presentó una complicación fatal. El cubano Pérez Ara reportó su experiencia en 1950 . Pero la era moderna de la biopsia renal comenzó con Iversen y Brun, de Dinamarca, quienes publicaron su experiencia en el American Journal of Medicine de 1951 .
 El conocimiento de la técnica se difundió rápidamente en muchos países, gracias a la demostración que el mismo Brun hizo en varios Centros Nefrológicos. En los Estados Unidos de América, las primeras biopsias percutáneas se hicieron en la década del 50, debiendo mencionarse a Parrish, Kart , Cerril , Jackson ,Schreiner , quienes publicaron sus primeros resultados de 1953 a 1959
DIALISIS PERITONEAL
La membrana peritoneal fue usada así mucho antes que el primer riñón artificial, cuando Wegner realizó los primeros experimentos con membrana peritoneal en 1877. El peritoneo es una membrana inerte y no efectúa transporte activo. Por consiguiente, el intercambio de líquido y solutos difusibles entre la cavidad peritoneal y la sangre, dependen del gradiente de concentración entre los dos compartimientos líquidos. Esta propiedad pasiva de la membrana peritoneal fue demostrada en animales en 1895, nuevamente por Necheles en 1923 al emplear el peritoneo de animales como membrana dializante en su riñón artificial.

El primer riñón artificial usado experimentalmente en animales, fue empleado por Abel, Rowntree y Turner, quienes publicaron sus trabajos en 1913. La sangre el perro  pasaba a través de una serie de tubos de colodión que servían como membrana dializante. La sangre se hacía incoagulable por la inyección de hirudina,  activo agente anticoagulante. Los autores fabricaban sus propios tubos de colodión y extraían la hirudina de miles de sanguijuelas que ellos mismos criaban. Con estos rudimentarios dispositivos lograron extraer salicilato de la sangre circulante de conejos. Por su parte Abel, previó el futuro al afirmar en 1913 que "hay numerosos estados tóxicos en los cuales los emuntorios, especialmente los riñones, son incapaces de eliminar del cuerpo, en adecuadas proporciones las substancias normales o extrañas cuya acumulación es dañina para la vida.

Con la esperanza de  proporcionar, en tales emergencias, un sustituto que pudiera superar una crisis peligrosa, así como la importante información que pudiera proveer... se ha ideado un método por el cual la sangre de u n animal vivo puede ser sometida a diálisis fuera del cuerpo".
En 1947, Alwall describió un tipo fijo de aparato, en el cuál la membrana de celofán estaba enrollada entre dos láminas colocadas verticalmente. Las láminas eran colocadas en un baño dializante que circulaba sobre la membrana de celofán en dirección contraria al flujo sanguíneo. Este aparato además de cumplir la función de dializador, era también capaz de ultrafiltrar la sangre, puesto que la malla compresora  colocada sobre la membrana permitía el desarrollo de presión hidrostática sobre la sangre dentro del tubo de celofán.
El trabajo de Kolff en 1947, coloca la piedra angular para el uso del riñón artificial en clínica humana. Este investigador, trabajando en Kampen, durante la ocupación alemana de Holanda diseñó un riñón artificial en el cual el tubo de celofán estaba enrollado en un tambor rotatorio sumergido en una solución dializante. La rotación del tambor por el principio del Alquímides, literalmente empujaba la sangre a través del tubo de celofán hacia el extremo distal de la máquina, desde donde volvía ala vena del paciente, por medio de una bomba.
TRASPLANTE RENAL
Los doctores Merril, Hume y Miller , de la Universidad de Harvard, fueron los primeros en publicar, en 1952, su experiencia preliminar sobre una serie de trasplantes de riñón cadavérico en pacientes urémicos. Observaron que los riñones trasplantados podían funcionar por cortos períodos de tiempo y durante ese período los pacientes experimentaron una notable mejoría. En esa época todavía no se conocía cómo evitar el rechazo en forma eficaz.
Los doctores Merril, Hume y Miller , de la Universidad de Harvard, fueron los primeros en publicar, en 1952, su experiencia preliminar sobre una serie de trasplantes de riñón cadavérico en pacientes urémicos. Observaron que los riñones trasplantados podían funcionar por cortos períodos de tiempo y durante ese período los pacientes experimentaron una notable mejoría. En esa época todavía no se conocía cómo evitar el rechazo en forma eficaz.
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domingo, 3 de junio de 2012

Breve Historia de la Patología

PROFESOR DOCTOR ALBERTO JUAN MONSERRAT
Buenos Aires - Argentina

De acuerdo con lo enunciado anteriormente, haremos una revisión sucinta de la evolución del conocimiento en Patología y de las escuelas y patólogos más importantes, debido a la importancia que esto tiene para la comprensión del desarrollo y evolución de la patología latinoamericana.
Llegados a este punto, convendrá delimitar que es lo que entendemos por Patología. Podría decirse que la Patología es la rama de la Biología que estudia morfológica y funcionalmente las causas (etiología), mecanismos (patogenia) y las consecuencias de la enfermedad (pronóstico, etc.)
Para cumplir este programa tan amplio e importante la Patología cuenta con diversas ramas tales como el estudio del material de autopsias, biopsias clínicas y quirúrgicas, o la inducción de diferentes situaciones biológicas en animales de laboratorio, lo que constituye la Patología Experimental.
La evolución del conocimiento en Patología podría esquemáticamente ser dividido en cuatro períodos a) humoral; b) tisular; c) celular y d) subcelular y molecular.
La época humoral se extiende desde el comienzo del conocimiento médico hasta el Renacimiento en el que la nueva mentalidad predominante en el mundo occidental se atrevió a poner en orden las enseñanzas, hasta entonces dogmáticas, provenientes de Egipto, India y Grecia. Dentro de este periodo se destaca la medicina griega con Hipócrates y Galeno.
La época orgánica comienza fundamentalmente con el Renacimiento en el que surgieron una serie de figuras, especialmente en Italia, que dieron un gran impulso a la Patología por intermedio de disecciones en cadáveres y de la correlación clínico-patológica en las autopsias. Dentro de estas personalidades merecen ser destacados los nombres de Beniviene (1440-1502), considerado por algunos como el padre de la Anatomía Patológica Vesalio (1514-1564), al que se debe en gran parte poner en duda los dogmas de Galeno, Morgagni (1682-1771), quien estudió unas 700 autopsias tratando de establecer una correlación clínico-patológica. De acuerdo con Singer (Citado por Florey) (1) en los escritos de Morgagni "La historia de la vida del paciente, así como la de su enfermedad son narradas en detalle. El estado de los órganos en la necropsia es descripto cuidadosamente y se realiza un intento de correlacionar los síntomas con las alteraciones morfológicas encontradas. Se dice con justicia que Morgagni introdujo el "concepto anatómico en Medicina . Este concepto es uno de los principales elementos en el diagnóstico moderno, y un médico de nuestros días, en la consideración de un paciente, piensa primero si el es capaz de expresar los síntomas en términos de la lesión".
Hacia fines del siglo XVIII la Anatomía Patológica macroscópica está bien establecida como una rama de las ciencias médicas.
La figura fundamental del período que se puede considerar como patología tisular es el francés Bichat (1771-1802) quien puede ser considerado no de los fundadores de la patología moderna. Estableció el concepto que los órganos están formados por tejidos (es curioso que para llegar a este concepto no empleó el microscopio) y dividió la anatomía mórbida 5 partes: a) alteraciones comunes a cualquier sistema, independientemente de su localización (patología general) y b) enfermedades peculiares de los distintos órganos (patología especial). Aunque observaciones microscópicas habían sido ya efectuadas por Malpighi (1628-1694) y por van Leeuwenhock (1632-1723), no fue hasta el siglo XIX que el mejoramiento en la construcción de los microscopios, especialmente el desarrollo de lentes acromáticas, permitió que el uso de dicho instrumento diese un nuevo y fundamental impulso a la patología que entró en lo que podría denominarse período de la patología celular.
Los estudios de Virchow (1821-1905) abrieron las puertas a la idea de que los cambios fundamentales inducidos por la enfermedad pueden ser interpretados como alteraciones de las células constitutivas del organismo. En 1858 publicó "Patología celular basada en histología fisiológica y patológica" que, de acuerdo con Kinney (2) estableció los principios para la investigación y la práctica de la Patología durante casi un siglo.
Por la importancia que tiene Virchow y su escuela en la historia y evolución de la Patología en todo el mundo, es importante que nos detengamos un poco sobre su figura.
De acuerdo con Cameron (Citado por Pérez Tamayo), las teorías de la enfermedad de acuerdo con Virchow, descansa en seis proposiciones 1) Las células son las unidades de la vida; 2) Los tejidos de los seres vivos están constituidos por células y a su vez los órganos por tejidos. Pero el organismo es, esencialmente, un estado celular. 3) Las células reciben su nutrición a través de los vasos sanguíneos; 4) Las células también son la unidad de la enfermedad. Las células enfermas tienen alterada su capacidad nutricional y eliminan productos tóxicos a la sangre produciendo así discrasias y enfermedades a distancia; 5) Las células poseen irritabilidad en tanto están vivas. La respuesta a la irritación puede ser funcional, nutritiva o formativa; 6) Los disturbios en la función pueden terminar en agotamiento, fatiga; trastornos en la nutrición se muestran como hipertrofia, tumefacción turbia, inflamación o cambios pasivos tales como degeneraciones y necrobiosis. Las displasias formativas dan hiperplasias, formación de pus, tuberculosis y neoplasias. (3).
De acuerdo con el concepto de Virchow la Medicina no era solamente una de las ciencias naturales, sino también la principal de las ciencias humanísticas. Por tal razón, a sus ojos no era disparatado su interés por la medicina, salud pública, etnología, antropología y política. De él son las siguientes palabras "Finalmente, recordemos las palabras de Descartes que dijo que si de alguna manera fuese posible ennoblecer la raza humana, los medios para esto solamente podrían ser hallados en la medicina. En realidad, si la medicina es la ciencia del hombre sano así como del enfermo (que el lo que debería ser ), que otra ciencia está mejor dotada para proponer leyes para bases de la estructura social, con el propósito de hacer efectivas aquellas que son inherentes al hombre mismo. Una vez se establece la medicina como antropología, y una vez que los intereses de los privilegiados no determinan más el curso de los acontecimientos públicos, el fisiólogo y el médico práctico, estarán entre los más viejos hombres de estado que sostienen la estructura social. La medicina es una ciencia social en su esencia, como Neumann con su aguda lógica lo destaca en su ensayo sobre las relaciones entre la salud pública y la propiedad. Ningún fisiólogo o médico práctico debería jamás olvidar que la medicina une en si misma todo el conocimiento de las leyes aplicables al cuerpo y al pensamiento. Schlosser está equivocado cuando intenta mostrar en su historia del siglo XVIII que solamente la literatura y la literatura histórica cambian su fisonomía con los cambios políticos; es también equivocado creer que, en contraste con las ciencias políticas y religiosas las ciencias naturales pueden contemplar en lo más profundo de su conocimiento sin tener el deseo de aplicar lo que ellas conocen. Recordemos el refrán de Lord Bacon de que el conocimiento es poder, y no nos satisfagamos con nada menos de nuestra grande y prometedora ciencia de la que Hipócrates una vez dijo: Quae ad sapientiam reguiruntur, in medicina insuntomnia." (4)
Ya veremos como estos conceptos se grabaron profundamente en uno de sus alumnos argentinos, el Dr. Telémaco Susini. El siglo XIX vio el desarrollo completo de la Anatomía Patológica mórbida tanto macro como microscópica. Esto se debió en gran parte a los adelantos técnico de los microscopios así como también en las técnicas de inclusión, corte y coloración de los tejidos.
Aunque Galeno y otros ya habían llevado a cabo algunos experimentos, era necesario un cambio de mentalidad y de actitud frente a la enfermedad para que se creasen las condiciones necesarias para el desarrollo de la patología experimental, lo que explica que los primeros intentos serios de buscar la explicación para distintos fenómenos biológicos ocurrieran en el Renacimiento, y así van surgiendo una serie de fisiólogos experimentales que servirán de base a los patólogos en los años subsiguientes. Merecen ser citadas las siguientes palabras de Claudio Bernard "La mente humana durante los diversos períodos de su evolución, ha pasado sucesivamente por el sentimiento, la razón y el experimento". Primero el sentimiento, imponiéndose a la razón, creó las verdades de la fe, es decir la teología. La razón o filosofía, señora inmediata de la ruta, originó la escolástica. Por fin, el experimento, es decir el estudio de los fenómenos naturales enseñó al hombre que las verdades del mundo exterior no se hallan ni en el sentimiento ni en la razón. Estos son solamente guías indispensables pero, para obtener estas verdades es necesario ir a la realidad objetiva de las cosas donde ellas se encuentran escondidas en su forma fenomenológica.
Es así que por el progreso natural de los hechos aparece el método experimental que resume todo y que se apoya sucesivamente sobre el sentimiento, la razón y el experimento. En la búsqueda de la verdad, por este método, el sentimiento tiene siempre la iniciativa, engendra la idea a priori o intuición; La razón o el razonamiento desarrolla enseguida la idea y deduce sus consecuencias lógicas. Pero, así corno el sentimiento debe ser aclarado por la razón, la razón a su vez debe ser guiada por el experimento (5).
Dentro de las figuras pioneras de la Biología experimental merecen ser destacados Harvey (1578-1657), Magendie (maestro de Claudio Bernard) y muy especialmente Claudio Bernard (1813-1878), considerado con justeza como el fundador de la Medicina Experimental. Sus conceptos sobre experimentación aparecen en su "Introducción al estudio de la Medicina Experimental" publicado en 1865, de la que Henry Bergson ha dicho que fue comparable en su tiempo, por la influencia que ejerció, a la que había tenido dos siglos antes el "Discurso del Método" de Descartes.
Aunque la mayoría de los patólogos del siglo XIX estudiaron fundamentalmente la patología de autopsias (Rokitansky, etc.), capaces experimentados surgieron tales como Conheirn (1839-1884). Por otra parte, es necesario destacar que Virchow fue un propulsor de la patología experimental.
En el siglo XX se perfeccionan las técnicas de estudio anteriores y aparecen nuevos métodos tales corno la histoquírnica enzimática. autoradiografía, microscopía electrónica, autoradiografía, etc. que permiten importantes y rápidos progresos en el estudio de la enfermedad.
Por otra parte, además de continuarse profundizando el estudio de las autopsias y su correlación clínico -patológica, cobra auge la biopsia, quirúrgica y aparecen métodos biópsicos para el estudio de diversas vísceras tales como riñón, hígado, intestino, etc. que permiten un gran adelanto a la patología.
Surge además como un importante centro en el estudio de la Patología hasta entonces afincado fundamentalmente en Europa, Estados Unidos de Norte América que le da un nuevo, poderoso y distinto enfoque a la Patología.
Dentro de las figuras más importantes de la Patología mundial de las últimas décadas, y que contribuyeron ya sea directamente a través de la formación de discípulos o indirectamente por intermedio de sus libros y publicaciones en el desarrollo de la patología latinoamericana podemos mencionar algunos nombres tales como Letulle, Cajal, Aschoff, Borst, Rössle, Roussy, Cameron, Willis, Pearse en Europa y a Nallory, Moore Ackerman, Hartroft, Pirani, en EE.UU. y Canadá.

HISTORIA DE LA ANESTESIOLOGIA


INTRODUCCION
El dolor y la enfermedad acompañan al hombre a lo largo de toda su historia. Desde las épocas más remotas nos han llegado pruebas de los padecimientos de nuestros antepasados, encontrándose el paleopatólogo con fósiles que tenían las patologías dolorosas más diversas. El nombre anestesia deriva del vocablo griego “a aisthesis”, definiéndose como la privación total o parcial de la sensibilidad  producida por causas patológicas o provocada con finalidad médica.
A nivel mundial en el mes de Octubre de todos los años hay una celebración nunca ignorada por los Anestesiólogos del mundo científico: La conmemoración y celebración del Día Mundial de la Anestesiología y no es para menos pues hasta mediados del siglo XIX, había 2 fantasmas que el hombre civilizado de la época, no había podido vencer: excluir o limitar el dolor y evitar las infecciones en las pocas intervenciones quirúrgicas que se realizaban, porque el holocausto que tenían que padecer los pacientes por la tortura del dolor tenía estancado el desarrollo de la medicina y especialmente la cirugía.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que el descubrimiento de la Anestesia Quirúrgica fue el hallazgo mas espectacular y trascendental en la historia de la medicina en el siglo XIX, con la famosa demostración del Dr. William Thomas Green Morton, el 16 de Octubre de 1846, en el anfiteatro auditorio del Mass General Hospital de Boston, de la escuela de medicina de Harvard, junto con las investigaciones definitivas para controlar la infección desarrolladas por el célebre biólogo Francés Louis Pasteur (1822-1895) y el no menos famoso Médico Cirujano Inglés Sir Joseph Lister. (1827-1912).
El descubrimiento de la Anestesia, es sin lugar a dudas uno de los mayores tributos que el hombre civilizado deberá rendir a estos paladines que en su lucha sin cuartel contribuyeron noble y dramáticamente al bienestar de la humanidad.
Anestesia General
Los remedios contra el dolor, de los que se tiene constancia, han sido variados, desde la utilización de diversos productos, que la naturaleza ofrecía, hasta la aplicación de ciertas técnicas rudimentarias de cirugía.
Así, los asirios conocían un método eficaz, aunque no exento de peligro, comprimiendo la carótida a nivel del cuello con la consiguiente isquemia cerebral  y la aparición de un  estado comatoso lo cual era aprovechado para la cirugía. En las civilizaciones ribereñas del Tigris y del Eúfrates comenzaron a usarse los narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y el cannabis indica (el hachis), que se cultivaban en Persia o en la India.

A los niños del antiguo del antiguo Egipto se les administraba adormidera por las noches para que dejaran descansar a sus padres.Las bebidas alcohólicas han sido ampliamente utilizadas en la antigüedad para analgesiar en los rudimentos quirúrgicos de la época.
 Así, los habitantes de las riberas del Ganges usaban el vino, mezclándolo los chinos con hachis. Estos últimos avanzaron en el terreno de la acupuntura aliviando el dolor con agujas.
En el mundo grecorromano se concebía la cirugía desde un punto de vista práctico. Hipócrates, el gran físico griego decía que, una vez  reconocida la lesión, el cirujano debía “preparar adecuadamente el campo, colocarse en un lugar bien iluminado, tener las uñas cortas y ser hábil en el manejo de los dedos, sobre todo el índice y el pulgar”. Celso afirmaba que el cirujano “debía tener mano firme, no vacilar nunca, siendo tan diestra la izquierda como la derecha, vista aguda y clara, aspecto tranquilo y compasivo, ya que desea curar a quienes trata y, a la vez, no permitir que sus gritos le hagan apresurarse más de lo que requieren las circunstancias, ni cortar menos de lo necesario. No debe permitir que las muestras de dolor del paciente causen la menor mella en él ni en lo que hace”. Era una actividad difícil y complicada la cirugía.

 En Europa, en la Edad Media, los monjes conservaron los antiguos códices griegos y romanos, por los que sentían verdadera veneración. Al lado de las abadías era frecuente el cultivo de plantas curativas. El opio extraído de la adormidera era un buen remedio analgésico, siendo frecuente la utilización de la “esponja somnífera”, con generosas dosis de opio y beleño aunque su uso fue restringido por la propia Iglesia, posteriormente, ya que se le relacionaba con prácticas ocultistas. El vino suplió  y relegó en el mundo cristiano como analgésico al opio, al contrario que en el mundo islámico, en el que se recomendaba de forma insistente la utilización del opio, siendo exaltadas sus virtudes por Avicena.Paracelso, un genio del Renacimiento (s XVI) mezcló ácido sulfúrico con alcohol caliente (éter sulfúrico), descubriendo que producía un profundo sueño. Paracelso, a pesar de su brillante deducción no fue capaz de extraer y analizar las últimas consecuencias de este hallazgo, perdiéndose sus conclusiones en los archivos de Nüremberg, evitando la aparición de la anestesia moderna en 300 años. 
Es destacable el uso que se hacía del opio desarrollando el comercio oriental, aumentando el poder de las ciudades como Venecia y Génova.Ya en el siglo XVII, en Inglaterra, se intenta inyectar el opio intravenoso mediante el cañón de una pluma siendo considerable el avance en el desarrollo de técnicas de inyección intravenosa.
En Europa, durante el siglo XVIII aparecen dos corrientes originales frente al dolor. Una, el mesmerismo, basada en un dudoso poder curativo de las manos y otra fundamentada en los avances de química moderna, concretamente en el campo de los gases. Estos últimos van a marcar el descubrimiento de la anestesia moderna. Boyle desarrolló la química de los gases, aprovechando sus avances el clérigo Joseph Priestley, el descubridor del oxígeno, el óxido nitroso y el nítrico, recomendando su uso en el campo de la medicina, naciendo la neumoterapia, que se puso de moda en toda Europa.
Curiosamente, el óxido nitroso no fue utilizado porque se le consideraba peligrosamente mortal. Un osado ayudante de cirugía, llamado Humphry Davy aspiró el óxido nitroso y en vez de fallecer experimentó una serie de sensaciones extraordinarias, utilizándolo, posteriormente, para experimentar placer. Un día inhaló el gas varias veces para mitigar una afección dental, dándose cuente que le disminuía siempre el dolor y podía masticar. Davy afirmaba que el óxido nitroso parecía capaz de calmar el dolor físico y podía ser usado con ventaja en las intervenciones quirúrgicas, aunque la extensión del uso del gas se originó porque provocaba hilaridad, siendo denominado como el “gas hilarante”, moda que era apreciada en algunos sectores de la sociedad, potenciando el desprecio del gas por la clase médica, fracasando la neumatología. Humphry Davy se dedicó, posteriormente, a la investigación de la física y de la química pura, descubriendo el cloro mediante electrolisis. Faraday, el gran físico del electromagnetismo, alumno de Humphry Davy, publicó en 1818, que “si se inhala la mezcla de vapores de éter con aire común se producían efectos similares a los observados por el óxido nitroso”. Davy y Faraday estaban abriendo las puertas al futuro de la anestesia, aunque, como ya le ocurriera a Paracelso, no supieron darse cuenta de la trascendencia del descubrimiento. Los efectos inconstantes del opio podían producir efectos secundarios, siendo su presentación farmacológica muy diferente, según su origen.
Serturner, farmacéutico de Westphalia se dio cuenta que todos estos productos tenían un fondo común. Al tratar el opio con amoniaco observó unos cristales blancos, que purificó con ácido sulfúrico y alcohol. Al observar que los residuos producían sueño en los animales, lo denominó morfium en honor al dios del sueño Morfeo. Al igual que Davy, probó la morfina durante una afección dental apreciando una considerable disminución del dolor. Serturner, abrió un nuevo campo a la investigación, el de los principios activos de las plantas nada menos. Así, en poco tiempo se desentrañaron los misterios del beleño, de la mandrágora, de la belladona... y dejaron de ser hierbas diabólicas para surtir a la Medicina de alcaloides, como la atropina, la mandragorina, la Hyoisciamina, la escopolamina.
A principios del siglo XIX existía un ambiente propicio para el desarrollo de la anestesia. Por un lado, la química, la biología y la fisiología ofrecían cada día nuevos hallazgos.  Por otro, los médicos y los cirujanos de las nuevas generaciones eran más sensibles ante los sufrimientos de los enfermos. Bien es cierto que aún seguían creyendo que para empuñar un bisturí se necesitaba tener el corazón curtido y el ánimo despiadado. Pero esto era un lastre para la cirugía moderna. Algunos cirujanos, como le ocurría a Cheseiden, no dormían la noche antes de una operación y procuraba abreviar tanto el rigor quirúrgico que llegó a realizar una litotomía ¡en 45 segundos!. John Hunter, conmovido por la brutalidad de las intervenciones sin anestesia, afirmaba que «la operación quirúrgica es una confesión muda de la impotencia del cirujano», frase incierta, ya que el operado manifestaba profusamente su dolor. ¿Cuántos ayudantes tenían que sujetar sobre la cama al paciente? ¿Cuántas puertas había que cerrar para que sus lamentos no aterrorizaran a los que aguardaban para ser intervenidos?. Capurón desahuciaba a las parturientas con la frase «el dolor las hace madres».
A Velpeau, el gran cirujano francés, se le suicidó una joven ante el temor de ser operada. Pero no sólo los médicos famosos rechazaban este estado de cosas. Así, un humilde médico inglés, Henry Hill Hickman, sufría ante el desconsuelo de sus pacientes. «El cirujano debe ser insensible» le comentaban en Edimburgo mientras presenciaba las operaciones. Influido por el ambiente, Hickman comenzó a experimentar con el oxígeno, el gas carbónico y el óxido nitroso. Experimentó  con el gas carbónico en seis animales (perros y ratas), a los cuales disecó distintas partes del cuerpo sin que dieran muestras de dolor curando luego las heridas fácilmente. Al no hacerlo con seres humanos su hallazgo no fue valorado en toda su dimensión por sus contemporáneos. Los medios técnicos estaban ya disponibles. Sólo faltaba para el desarrollo de la anestesia moderna alguien que tuviera la suficiente claridad de ideas para observar los efectos de estas sustancias y que los aplicara para el alivio del dolor. Horacio Wells, un dentista de Hartford (Connetticut), se merece el honor de ser uno de los pilares de la anestesia moderna. 

 El diez  y el once de Diciembre de 1844, mientras presenciaba una exhibición de los efectos del gas hilarante (óxido nitroso) sobre sus vecinos  realizada por Gardiner Colton, un feriante que utilizaba el óxido nitroso para producir hilaridad, observó que uno de los hombres que había inhalado el gas y que se había herido previamente, al caerse, no sentía dolor alguno. Intrigado y buscando paliar el dolor de los pacientes de su consulta, inhaló el gas, con la ayuda de Colton y se dejó extraer un diente, por otro dentista, sin dolor alguno. Había nacido la anestesia moderna. Asombrado, publicó inmediatamente el caso, realizando varias extracciones más sin dolor, aunque su demostración en el Hospital de Harvard (Massachussets) no tuvo éxito por la indebida aplicación del producto tachándosele de farsante.

El descubrimiento de la anestesia se lo disputó un colega y socio suyo, Morton, que conocía los experimentos de Wells desde 1845, sospechando que el éter también produciría anestesia, siendo el primero en demostrar  con éxito, en público, el uso del éter sulfúrico rectificado (C6H5OC2H5) como anestésico general inhalado en el Hospital General de Massachussets, el 16 de Octubre de 1846, en una disección de un tumor cervical, dejando asombrados a todos los presentes y publicándolo posteriormente. La idea de la utilización de este gas como instrumento para paliar el dolor la obtuvo, con probabilidad, de un profesor de química de la facultad de medicina de Boston, Charles T. Jackson conocido de Morton y de Wells, que, sin duda, sabía de los experimentos de Wells desde 1845. Este acusó de plagio a Morton. A Morton, de cualquier forma, no se le puede negar la demostración con éxito del gas y su posterior difusión y publicación mundial, que fue muy rápida, teniendo en Europa y Estados Unidos un éxito fulgurante. Oliver W. Holmes, decano de Harvard bautizó la técnica como anestesia en 1846. John Snow, de Edimburgo, fue el primer anestesiólogo del mundo, dedicado exclusivamente a la nueva especialidad.A lo largo de los años siguientes, la cirugía avanzó considerablemente, gracias al recurso de la anestesia,  pudiéndose desarrollar grandes cirugías. Theodor Billroth fue el primer cirujano que operaba el abdomen abierto con anestesia general haciendo de Viena la capital de la cirugía mundia.En España, el notable cirujano don Diego de Argumosa y de Obregón fue el impulsor de la anestesia, introduciendo el éter en 1847, hecho que tiene un gran mérito en la España del siglo XIX.La destilación de alcohol, mezclado con cloruro de calcio, desarrollada por Suberain y Liebig en 1831 originó el descubrimiento del cloroformo. La aparición del cloroformo o triclorometano (CHCl3) como anestésico fue muy rápida, utilizándose, por primera vez durante un parto, en 1847, gracias a un médico de Edimburgo llamado James Young Simpson. Este gas tenía ciertas ventajas sobre el éter, esencialmente que olía agradablemente y tenía menos efectos secundarios que el éter.Tras la euforia por el descubrimiento de los gases anestésicos vino la alarma de las cifras.  A medida que se fueron empleando, el relato de accidentes mortales demostró que aquel precioso regalo no estaba exento de riesgos y peligros. Los ingleses se inclinaron por el cloroformo aduciendo que era más seguro que el éter.  Sin embargo, en 1847, John Snow refirió el primer caso de muerte por dicho producto, dos años más tarde Disray informó de otro.Tras el fracaso de Wells en Boston, el óxido nitroso prácticamente cayó en el olvido. Así permaneció hasta 1863 en que el incansable Gardiner Colton llevó a cabo en New Haven (Connecticut) una de sus habituales demostraciones con el protóxido de ázoe o óxido nitroso. Otro dentista llamado J. H. Smith se decidió a emularlo y convenció a Colton para que actuara de anestesista. Tuvieron un éxito completo. En tres semanas extrajeron, sin dolor, tres mil novecientas veintinueve piezas. En 1877, Colton pudo presentar una estadística de 92.000 personas anestesiadas con este gas sin ningún accidente mortal. Evans sustituyó los sacos que contenían el gas por «pequeños tanques de hierro» con el protóxido líquido. En 1877, S. White, de Filadelfia, comenzó a proveer de óxido nitroso líquido con un nuevo equipo para administrarlo desde un cilindro metálico un inhalador ajustable a la cara y a la nariz. La careta nasal fue desarrollada en 1899 por Clover Coleman. Actualmente el éter y el cloroformo han pasado a mejor vida en los quirófanos.  Sin embargo, el óxido nitroso continua utilizándose, mezclándose con otros gases anestésicos, como los halogenados, que han surgido ya en pleno siglo XX.. Estos gases, junto a las modernas técnicas quirúrgicas, la asepsia, los antibióticos, la monitorización de los pacientes y la alta tecnología de los medios utilizados en el quirófano han permitido que el desarrollo de la anestesia general sea espectacular siendo una técnica muy segura.
Anestesia Local
Desde muy antiguo los médicos y los cirujanos intentaron lograr la insensibilidad de una parte del cuerpo humano.  Las drogas de acción general eran muy peligrosas y a veces provocaban accidentes mortales. De ahí que se procurara aliviar selectivamente la parte afectada valiéndose de múltiples remedios.

Los egipcios comprimieron los nervios periféricos, técnica que aún usaba James Moore en el siglo XVIII, actuando sobre el ciático y el crural anterior, en las amputaciones de las extremidades inferiores. El frío fue utilizado por Hunter y Larrey.  En 1852, James Arnott empleaba una mezcla de hielo y sal en la zona que iba a operar. En 1858, Ozanan empleó el frío mediante ácido carbónico licuado. En 1867, sir Benjamin Word Richardson introdujo las pulverizaciones con éter.Sin embargo, también desde antiguo se había pensado en evitar el dolor introduciendo sustancias en el interior del organismo a través de la piel y directamente en los músculos o la sangre. Los mismos griegos inventaron un instrumento rudimentario para ello: una vejiga con una caña. Hacia finales del siglo XV se transformaría en los famosos clústeres o lavativas.

En 1664-65, Johan Segismundo Elshotiz (1623-1688) introdujo las inyecciones intravenosas corno método para la administración de medicamentos.A principios del siglo XIX, ya lo hemos dicho, se descubre la morfina. Gay Lussac recibió la aparición de la morfina con entusiasmo, alborozado, considerándolo «el medicamento más notable descubierto por el hombre» En 1853, Alexander Wood, médico de Edimburgo, cuya esposa padecía un cáncer incurable, inventó la aguja hipodérmica precisamente para inyectarle la morfina. Fue la primera persona en recibir esta droga por esa vía y en ser la primera en adquirir el «hábito de la aguja. Pero quien verdaderamente popularizó el método fue el médico francés Charles Gabriel Pravaz (1791-1855), natural de Beauvoisin (Isére, Francia). Diseñó una jeringa, precursora de las actuales. La dosificación se conseguía dando vueltas al eje del pistón. El inglés Williams Fergusson (1808-1873) la simplificó y luego el fabricante Luer la industrializó de forma parecida a las actuales. Este invento hizo posible la incorporación al organismo de dos sustancias singularmente importantes en el campo de la analgesia y de la anestesia: la morfina y la cocaína. Como anestésico, la morfina no tuvo éxito.  Sin embargo, se aplicó rápidamente contra dolores de todo tipo. Muy pronto, incluso, se escapó de las manos de los médicos y fue usada con otros fines. Dumas afirmaba que la morfina era el ajenjo de las damas.

En 1856, abrió sus puertas en USA la primera fábrica de agujas. Desde ese momento, la morfina desplazó, definitivamente, al opio en mundo occidental. Era una droga de gente bien: burgueses, intelectuales y profesionales (farmacéuticos, médicos y enfermeras). De momento era el analgésico sublime. En la Guerra Civil Americana (1861-65) fue empleada masivamente y junto al éter alivió el sufrimiento de los heridos. Pero a la vez apareció bien pronto la «Army disease», es decir, la  drogodependencia (se dice que esta contienda creó más de millón y medio de morfinómanos). La guerra Franco-Prusiana de 1870 crearía idéntico problema en Europa.  La Army disease se dispara. Por entonces muchos médicos y sus esposas eran morfinómanos.  La Medicina se encontró con el problema de desintoxicarles. Había grandes personalidades enganchadas. Bismark se inyectaba morfina varias veces al día la víspera de la guerra Franco-Prusiana; Williams S. Halssted, el fundador del Hospital John Hopkins, de Baltimore, era adicto; el neurólogo Westphol se cortó las venas con trozos de una jarra de porcelana por su culpa. El emperador Maximiliano y Wagner mismo también la probaron.El otro producto que irrumpió en el interior del organismo, gracias a la aguja y a la jeringa, fue la cocaína y también se empleó para los mismos usos que la morfina, aun cuando en este prevaleció el carácter anestésico sobre las propiedades analgésicas.La coca fue conocida desde siempre por los aborígenes amerindios.  En tiempos de Felipe II se la llamaba «hayo». La coca es un arbusto de la especie «Erytroxilum Coca» del cual conocen unas 120 variedades. La primera descripción de sus efectos se debe al religioso Tomás Ortiz, en 1499.

En 1857, el doctor Sherzer trajo a Europa hojas de coca y en 1859, en el laboratorio de doctor Friedech Wöhler, el químico Albert Nieman aisló el alcaloide al que llamó cocaína. Wöhler ya describió que la cocaína producía embotamiento de los nervios gustativos y una completa insensibilidad. Fauvel, médico de París, comenzó a usarla para curar procesos de garganta en figuras del bel canto. Luego se intentó animar con ella a los soldados. A partir de 1880 se puso de moda en Medicina como desintoxicante. En ese mismo año de 1884 Sigmund Freud publicó su trabajo «Uber Coca» donde la ensalza. La recomienda para curar el morfinismo, contra los trastornos gástricos, contra el asma y como afrodisíaco. A tanto llegó el entusiasmo que acabó él mismo convirtiéndose en un consumidor habitual.
Así, en 1909 había en EEUU  69 bebidas que tenían coca en su composición.  Entre ellas la Coca-Cola, que ese año sustituyó este producto por cafeína (aún ahora la Coca Cola Company  se cree que importa «Erytoxylum Novogratenense» -pobre en cocaína- como aromatizante).
 El mismo año del «Uber Coca» de Freud, su compañero Carl Küller comunicó el 15 de septiembre, en Heidelberg, sus conclusiones sobre el empleo de la cocaína como anestésico para intervenciones oculares. Y también en noviembre de 1884 Williams H. Halsted descubre la anestesia troncular empleando una solución de cocaína al 4 por ciento inyectada. Halsted fue cirujano en la Universidad de John Hopkins desde 1889 hasta su muerte en 1922.  A él se debe la popularización del uso de los guantes en cirugía.

En 1885, el americano Leonard Corning inventó la anestesia espinal inyectando cocaína en la región lumbar de la médula espinal. Robinson perfeccionó el método extrayendo primero la misma cantidad de líquido cefalorraquídeo que luego rellenaba de cocaína.En Europa fueron pioneros en la anestesia local Anton Wöfler, discípulo de Billroth y Paul Reclus, en Francia, que como siempre se han disputado el honor de haber sido los primeros en tal cual técnica.  Aún hoy día hay quien llama «método de Shleich» a la anestesia regional, en honor al médico alemán que la popularizó. En 1904, Alfred Einharn descubrió el primer anestésico local sintético: la novocaína.En 1905, el doctor Heinrich Braun mejoró los resultados y la duración de la cocaína añadiéndole adrenalina, sustancia que había sido descubierta simultáneamente por el japonés Jokchi Takamane y el americano Thomas Bell Aldrich.Desde entonces hasta el día de hoy se han descubierto gran número de sustancias, derivadas de la cocaína en su mayor parte, que han hecho de la anestesia local un método seguro y eficaz para evitar el dolor en pequeñas intervenciones quirúrgicas, desarrollando nuevas expectativas en la especialidad, como las unidades de tratamiento del dolor, tanto crónico como agudo, que están teniendo un crecimiento geométrico.
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